El exministro de Defensa advierte sobre el impacto de la eliminación de los Comandos Conjuntos y Fuerzas de Tarea Conjunta, una medida que podría aumentar la inseguridad.
La reciente decisión del Ministerio de Defensa de Colombia de eliminar los Comandos Conjuntos y las Fuerzas de Tarea Conjunta ha desatado un intenso debate sobre la seguridad nacional.
Juan Carlos Pinzón , exministro de Defensa y arquitecto de varias de estas estrategias de seguridad, calificó la medida como “un retroceso” que compromete la capacidad operativa del país para enfrentar a los grupos armados ilegales y el crimen organizado.
«Lo que está pasando es que están usando una cobija pequeña para tapar un lado y dejar descubierto el otro«, declaró Pinzón en entrevista con Néstor Morales en Mañanas Blu.
La eliminación de estos comandos, que se formalizó mediante la resolución 4760 del Ministerio de Defensa, representa el fin de unidades clave como las Fuerzas de Tarea Conjunta Omega, Titán, Hércules, Marte y Quirón, así como de los comandos específicos de Caguán, Oriente y Cauca.
Estas unidades han sido esenciales en las zonas más conflictivas del país, en las cuales el Estado enfrenta amenazas constantes de parte de guerrillas, narcotraficantes y otros grupos ilegales.
Estrategia conjunta: un modelo de seguridad exitoso
Para Juan Carlos Pinzón, el modelo de los Comandos Conjuntos ha sido fundamental en la lucha contra la inseguridad en Colombia.
“La lógica conjunta que se ha venido promoviendo, implementando a través de los años en Colombia, tiene el objetivo de sumar fuerzas, especialidades y coordinar con otros organismos del Estado», explicó Pinzón.
A su juicio, la articulación de distintas fuerzas –Ejército, Fuerza Aérea, Armada Nacional y Policía– permitió, en su momento, operaciones exitosas contra grupos como las FARC y grandes narcotraficantes.
Según Pinzón, la implementación de estos comandos conjuntos y fuerzas de tarea, así como el Comando Conjunto de Operaciones Especiales, facilitó que el país lograra golpear fuertemente a los grupos armados y controlar territorios donde antes dominaban las economías ilegales.
Este enfoque, afirmó, era parte del ADN de las fuerzas armadas: “Estos comandos conjuntos llevan más de veinte años funcionando en Colombia. Se habían metido en el ADN de trabajar en equipo”.
El general (r) Alberto José Mejía, excomandante del Ejército, quien también fue entrevistado en el programa de Blu Radio, corroboró la importancia de estas fuerzas en la historia de la seguridad colombiana.
Mejía recordó que la Fuerza de Tarea Omega, por ejemplo, “se incrustó en el corazón de la retaguardia estratégica de las FARC y allí cambió 180 grados el escenario”. En su opinión, la cooperación interinstitucional que facilitaban estos comandos conjuntos ayudaba a enfrentar eficazmente las amenazas en las zonas más difíciles del país.
El impacto del presupuesto y las limitaciones operativas
Una de las razones detrás de la eliminación de estos comandos, según Pinzón y Mejía, es la falta de presupuesto. Ambos coincidieron en que, actualmente, las fuerzas armadas enfrentan limitaciones de recursos y de talento humano, lo que afecta su capacidad operativa. Pinzón detalló que, en años anteriores, Colombia contaba con el 70% de su flota de helicópteros en operación, mientras que ahora solo el 35-40% de estos equipos están en funcionamiento debido a la falta de mantenimiento. Además, el pie de fuerza, tanto en militares como en policías, ha disminuido de unos 470,000 a 350,000 efectivos en la última década.
“La realidad es que no se tiene lo suficiente para proteger a los colombianos en todo el territorio”, expresó Pinzón. En su opinión, esta reducción en la fuerza operativa ha permitido que los grupos criminales retomen el control de ciertas regiones, poniendo en peligro a las comunidades y limitando la presencia del Estado en áreas remotas.
El general Mejía añadió que la falta de presupuesto es “sin duda alguna uno de los elementos para la toma de decisiones”.
Según Mejía, el Ministerio de Defensa está aplicando una reingeniería estratégica para concentrar recursos y capacidades en áreas donde se espera mayor eficiencia. Sin embargo, el general manifestó su preocupación por el impacto de esta reestructuración: “Estas fuerzas de tarea han sido fundamentales para la preservación de nuestra democracia y apoyarlas y fortalecerlas debe ser un gran propósito”.
¿Una respuesta estratégica a las nuevas amenazas?
Desde el Ministerio de Defensa se argumenta que la decisión de modificar los comandos conjuntos y suspender las Fuerzas de Tarea Conjunta se debe a la evolución en las tácticas de los grupos ilegales. Actualmente, estas organizaciones han adaptado sus estrategias, utilizando, por ejemplo, drones con explosivos y estructuras descentralizadas que son más difíciles de detectar y enfrentar con el esquema jerárquico tradicional.
Aunque reconoce que las amenazas han cambiado, Pinzón cuestionó si esta nueva estrategia es suficiente para enfrentar la realidad en terreno. Para él, el desafío radica en que el Estado debe adaptarse sin renunciar a capacidades esenciales.
Con la seguridad nacional como telón de fondo, la discusión sobre el futuro de los Comandos Conjuntos plantea la necesidad de fortalecer las capacidades operativas y presupuestarias de las fuerzas armadas. Para Pinzón, el debate debe centrarse en cómo asegurar que cada peso invertido en defensa se traduzca en seguridad efectiva para los colombianos.
“Lo que importa es que lo que se gaste en seguridad termine produciendo seguridad y protección”, concluyó el exministro.
Un desafío a la seguridad del país
A pesar de los argumentos a favor de la reorganización, la desaparición de los Comandos Conjuntos y las Fuerzas de Tarea Conjunta representa una preocupación latente para quienes consideran que el enfoque conjunto es esencial en un país donde las economías criminales continúan tomando fuerza. Frente a las limitaciones presupuestales, Pinzón y Mejía abogan por un incremento en el respaldo financiero y logístico a las fuerzas armadas, con el fin de evitar que se expanda la influencia de los grupos armados en el territorio nacional.