El avance de dos ensayos de potenciales vacunas contra el COVID-19 arrojan una luz de esperanza en el combate global contra la pandemia, que hoy deja más de 600.000 personas muertas en el mundo.
Dos proyectos de vacuna, uno británico y el otro chino, demostraron ser seguros para los pacientes y produjeron una respuesta inmunitaria importante, según resultados de los ensayos clínicos publicados en la revista médica The Lancet.
Uno de los proyectos fue desarrollado por la Universidad de Oxford en asociación con AstraZeneca, y el otro en Wuhan (China) por investigadores de varios organismos con financiación del grupo de biotecnología CanSino Biologics.
Los ensayos, sin embargo, están aún en una fase preliminar y se precisan pruebas sobre más participantes antes de su aplicación a gran escala en el combate a la pandemia, que deja a nivel global más de 608.000 muertos y 14,6 millones de infectados desde finales de diciembre, según el balance más reciente de AFP, basado en fuentes oficiales.
El primero, desarrollado por la Universidad de Oxford en asociación con AstraZeneca, generó «una fuerte respuesta inmunitaria» en un ensayo con más de 1.000 pacientes, y el segundo, apoyado por Cansino Biologics, provocó una fuerte reacción de anticuerpos en otro ensayo en la mayoría de los aproximadamente 500 participantes, según la revista.
El segundo proyecto de vacuna fue realizado en Wuhan (China) por investigadores de varios organismos, entre ellos la Escuela militar de ciencias médicas, financiados por el grupo de biotecnología cotizado en bolsa en Hong Kong, CanSino Biologics.
Estos resultados eran muy esperados, pues numerosos investigadores y laboratorios de todo el mundo libran una carrera contrarreloj para hallar una vacuna segura y eficaz contra la Covid-19.
«Si nuestra vacuna se revelara eficaz, es una prometedora opción, ya que este tipo de vacuna puede ser fabricada fácilmente a gran escala» comentó Sarah Gilbert, investigadora de la universidad de Oxford.
La vacuna de Oxford, como la de CanSino, están basadas en un adenavirus modificado, que no se replica, lo que las convierte en más seguras en especial para los pacientes más frágiles
Ninguno de estos dos ensayos generó efectos indeseables graves. Los efectos secundarios más observados fueron fiebre, fatiga y dolor en el punto de inyección de la vacuna.
«No se sabe todavía si esos niveles de inmunidad pueden proteger contra la infección (…) ni si esa vacuna puede proteger a los más frágiles de las formas graves de Covid-19», señaló Jonathan Ball, profesor de virología molecular en la universidad de Nottingham (Reino Unido), que no participó en el estudio.
Se están desarrollando unas 200 candidatas a vacunas, 23 de las cuales están en fase clínica, probadas en el humano.
«Es un resultado positivo, pero queda aun un largo camino por recorrer», declaró Michael Ryan, director de situaciones de urgencia sanitaria en la Organización Mundial de Salud (OMS).
Su director general Tedros Adhanom Ghebreyesus pidió «hacer más con los instrumentos de que disponemos», en espera de que la investigación en busca de la vacuna de sus frutos
Ambas vacunas, la de Oxford como la de CanSino están basadas en adenovirus, del chimpancé la primera, humano para la segunda, una familia de – virus muy común que provoca especialmente resfríos.
Fueron genéticamente modificados para producir la proteína del coronavirus Sars-CoV-2.
La idea es que el sistema inmunitario del paciente pueda luego «reconocer» si está realmente infectado.